Provincia
El verdadero rostro de la violencia
La situación de atraso en la valuación impositiva de los campos es un verdadero bochorno en una provincia que ha perseguido a quienes deben impuestos hasta los albergues transitorios, pero que nunca hizo un verdadero esfuerzo para que quienes poseen campos, los que en muchas ocasiones no explotan, sino que arriendan, paguen una carga acorde al valor del bien que poseen.
Durante años cuando se consultaba a un funcionario de provincia o a un legislador esquivaba el bulto de la respuesta; pedía ser excluido de la mención de fuente y señalaba en voz baja que “es imposible aplicar un aumento porque no pasa en el senado, ahí más de la mitad del cuerpo es gente de ellos”.
Así de corta la bocha para graficar porque la provincia exprimía a jubilados; cuentapropistas y todo tipo de habitante urbano pero miraba para otro lado con las obligaciones de los tenedores de tierras de cultivo o explotación ganadera.
Hace algunos días, apremiado por la baja en el presupuesto, ingreso al Congreso provincial un proyecto para que se adecuen los valores fiscales de los campos en la provincia.
¡¿Para qué?!
La respuesta de los “hombres del campo” con el desagradable Biolcatti a la cabeza no se hizo esperar. Al mejor estilo de los barrabrava del fútbol los “democráticos representantes del campo” pasaron por arriba de la seguridad de la Cámara y se dedicaron a insultar; amenazar y extorsionar a los legisladores.
“No se olviden que tienen que volver”
El demócrata Biolcatti, el mismo que con sonrisa repugnante en la mesa de Mariano Grondona, “el primo de Ernesto Guevara”, se preguntaba socarronamente si Cristina Fernández llegaría al final de su mandato y se preguntaban si el vice se llamaba Cobos, fue el abanderado de la protesta.
Como una suerte de líder revolucionario arengaba a los suyos desde una de las bandejas de la legislatura mientras lanzaba una amenaza temeraria “no se olviden que tienen que volver” en referencia a las difíciles circunstancias que debieron atravesar los legisladores que apoyaron, como decía la Plataforna Electoral por la que habían sido elegidos, la 125 huevazos, patoteadas y desplantes varios incluidos.
Ese fue el tenor en el que los dueños de la tierra reclamaron ante los legisladores continuar percibiendo sus beneficios extraordinarios.
“Esto va a ser peor que la 125”
El segundo grito de batalla del virulento Biolcatti aludió a la única vez en que la reacción logró torcer el brazo del gobierno a través de una decisión legislativa y hace referencia a la ley mencionada anteriormente sobre las retenciones fiscales móviles a la renta extraordinaria que incluyó desabastecimiento; cortes de rutas e intentos de derrocar a la Presidenta.
¿Qué hay detrás?
Uno no puede menos que preguntarse ¿por qué tanta violencia? Es que es cierto que los sucesores de Martínez de Hoz están acostumbrados a tratar al país todo como a su peonada, pero... ¿Es para tanto?
Detrás de el aumento de la valuación fiscal impositiva de los campos, que hoy pagan por hectárea el equivalente a un departamento pequeño está la convicción ancestral de los terratenientes de que ellos son la Patria.
Una patria miserable y ruin que no duda en someter al hambre a la mayoría de sus hijos para que unos pocos puedan vivir la gran vida como magnates europeos.
No nos olvidemos que en muchos casos quienes protestan son arrendatarios, como el caso de De Angelis, que alquilan su tierra para que otros la trabajen y se llevan miles de dólares por mes sin hacer otra cosa que lobby para mejorar sus privilegios.
La hipocresía del doble discurso
Este sector que reclama seguir pagando un valor miserable por sus caras propiedades rurales no hace otra cosa que reclamar seguir siendo subsidiado por el Estado provincial por su condición de “padres de la patria”.
Paradójicamente son los mismo que criticaron abiertamente al gobierno de prebendario cuando regularizó la situación de más de dos millones de adultos mayores; cuando garantizó el ingreso de los niños a la atención de salud a través de la Asignación Universal por Hijo y cada vez que se avanzó en garantizar conquistas mínimas de justicia social.
Es la sociedad la que debe preguntarse y preguntar a sus legisladores porque siguen votando por subsidiar los niños ricos con grandes extensiones de tierra.
H.D.
Relacionadas:
Una irracionalidad inaceptable
*Por Senadora Patricia Segovia